martes, 24 de noviembre de 2009

La calle, mi trinchera. La U, mi vida.



Misterio, un fanático más de Universitario de Deportes, que llegó a ser el paradigma de la Trinchera Norte.
Muchos conocedores de fútbol dicen que en el fútbol no existe la lógica, que no hay reglas, ni fórmulas ganadoras y Percy Rodriguez Marchand (conocido así por sus amigos) quiso que su vida sea como el fútbol : un juego de azar.
A "Misterio" le gustaba contar sus hazañas y le gustaba figurar. Quería que lo reconozcan.
La razón de su apodo, pese a las innumerables versiones existentes, siempre fue un real "misterio" hasta para la gente de la Trinchera. Representó la fuerza de choque. Fue el muchacho matón y carismático que se hizo conocido como "parador", pues sabía detener, como ninguno, el avance de los aliancistas en las peleas. Su vida fue una guerra continua. Su infancia estuvo marcada por dos "autogoles", su padre lo abandonó y su madre murió poco tiempo después. Creció con sus tíos, en un hogar donde todos eran hinchas del Cristal. "Entonces yo me volví de la U para darles la contra", mencionó alguna remota vez. A "Misterio", la Trinchera Norte le dio el reconocimiento y la solidaridad que nunca encontró en casa.
"Mi vida va para todos lados", fue una de sus frases que marcó a todos los que lo seguían y compartían con él.
Misterio llegó a la barra brava en 1989 con 18 años , pero se hizo "alguien" cinco años después.
Percy Rodríguez Marchand era como la mayoría de barristas provenientes de sectores urbano - marginales, aquellos que no tienen posibilidades de afirmar su identidad en el trabajo o los estudios: sólo les queda la CALLE. "Misterio" encontró en la Trinchera la familia que no tuvo, y en su grupo de barrio el sistema social que no halló en otro lado. Encontraba en su reconocimiento como héroe callejero, una realización personal que luego se vio coronada por el reconocimiento que los medios de comunicación le otorgaron. Alguien a quien su carisma y una muerte trágica inmortalizaran al punto de convertirlo en la leyenda que sea reflejo de la violencia propia no sólo de grupos radicales, sino de la sociedad en la que vivimos.
La mañana del 17 de mayo de 1997, "Misterio", líder y presidente de la Trinchera Norte, celebraba en su casa el aniversario de la barra Oriente de la U junto a 6 miembros de "Locura" (nombre de una barra crema), comenzó a jugar con su arma. Cerca de las siete de la mañana, envuelto en drogas y alcohol, no pudo llevar bien la cuenta de los leves clics que sonaban cerca de las sienes de sus amigos. Había sólo una bala en el tambor. Misterio apuntó a su cabeza, apretó el gatillo, y se convirtió en un héroe por azar.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cuando Un sUeño se acaba, cUando Un ídolo se va...






Sencillamente extraordinario. El día que nadie imaginaba, el día que ningún hincha de la U quería pensar. Su decisión era fuerte, como sus entradas en el campo de juego y los homenajes debían sobrar.
Y llegó el 6 de abril de 2005, y con esa fecha, se fue un gran pedazo de historia del fútbol peruano, pues, a pesar de todo, José Luis Carranza Vivanco escribió su nombre sobre nuestro balompié nacional.
Ese día colgó los chimpunes en medio de todo el amor de "Norte", con mas de 40 mil gargantas que le brindaron las gracias por todo lo que él le dio a la "U".
En fin, por el sinfín de alegrías que sólo un seguidor crema puede entender.
El partido será una anécdota simplemente. Lo que será inolvidable y quedará grabado en la mente de la mitad de un país será el minuto 31 del segundo tiempo, cuando en el tablero electrónico apareció con números rojos (indicador que el jugador será sustituido por otro) el glorioso 22 y José el "Chino" Pereda se disponía a ingresar al gramado.
Todos los invitado dejaron de lado el partido y se acercaron a despedir al hombre que dio todo por un sólo club, el club más grande del Perú.
Fue entonces que, el hombre de mil batallas y muchas veces feroz dentro del campo de juego, rompió en llanto como un chiquillo y con él, las 40 almas que asistieron al coloso de Ate.
Y así finalmente entre hombros (porque el partido no se pudo continuar), el "Puma" dejó su huella en el corazón de todos los cremas.
"Estoy muy agradecido con todos ustedes que vinieron a despedirme; la prsencia de mi madre, esposa y mis hijas me llena de fuerzas para asimila todo esto, que aún no puedo creer", sentenció.